A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

domingo, 22 de junio de 2014

Estaban destinados el uno para la otra...










Cuántas veces nos habremos preguntado, ¿ qué fue de aquel chico,que me miraba al salir del colegio? o de aquel novio de bachillerato?... que nunca volvimos a ver.

Pues hoy les voy a contar una historia real, de personas que conozco, y que me parece una historia de amor , de esas de las películas alemanas, que tanto pasan, aquí en Europa, por la Televisión. Como siempre, para salvaguardar el anonimato de los personajes, y a su familia, cambiaré los nombres y algunas de las situaciones, porque en realidad, lo importante es el hecho en sí, mas que las personas que lo protagonizaron.

Y el cuento empieza así...: 

Corrían los años 60, en pleno apogeo del movimiento hippie, cuando nuestros protagonistas, se encontraron compartiendo clases de matemáticas de tercero de bachillerato, en el Liceo Andrés Bello, en aquella época, este liceo era uno de los mejores liceos o escuelas públicas del país. Pues bien,en una de esas clases, el profesor de matemáticas, se le ocurrió ordenar a los alumnos, por orden alfabético, y así, los alumnos empezarían la primera fila por la A, luego la B , y así sucesivamente, el apellido de ella empezaba por E, y el del chico por F , así que por obra del destino, quedaron a dos puestos uno del otro. Cuando nuestra chica, que llamaremos Lucía, fue a colocar sus cuadernos debajo del pupitre, se percató de que un chico guapo y de ojos muy negros, la miraba, insistentemente, ella sonrojándose, se volteó en seguida, pero de vez en cuando, asi, como quien no quiere la cosa, se le caía el lápiz, o hacía que estaba buscando algo en particular y sus miradas se chocaban. Así pasaron toda la mañana, hasta que el timbre del recreo anunció la fiscalización de la jornada.

Fueron saliendo en el mismo orden en que entraron, y luego en el patio, Lucía corrió a buscar a sus amigas, para salir al patio del liceo, y luego a la salida. Ella estaba muy nerviosas, y las amigas, le dijeron que qué le pasaba, y ella, se hizo la que no entendía,mientras en su mente revoloteaba la imagen de aquel chico llamado Fernando. Salieron y siguieron juntas hasta que al llegar a la esquina del Parque,cada una agarró la dirección para su casa.

No lo volvió a ver hasta el día siguiente, esta vez,él se acercó y con mucha delicadeza, se presentó,- me llamo Fernando Facundez, encantado de conocerte- , y ella respondió- y yo me llamo Lucía Estevez- muy nerviosa y sonrosada. se estrecharon la mano, y él le preguntó si la podría acompañar hasta la clase, pues ambos estudiaban en la misma sección, y ella solo atinó a asentir con la cabeza. Hablaron poco, no porque Fernando no quisiera, es que Lucía, solo contestaba si,no, tal vez...

Llegaron a clase, sus amigas se daban de codazos entre ellas al ver a Lucía entrar seguida de Fernando, pero no dijeron nada, porque la profesora de Historia de Venezuela, ya estaba con cara de pocos amigos, significado inequívoco, de que algo la había molestado, y se estaba aguantando, para no lanzarles unos improperios, que hubieran sido inapropiados para ella misma, y para sus alumnos.

Pasaron las clases, y solo cuando Lucía se atrevía a voltear hacia atrás, se daba vuelta enseguida, porque la mirada de Fernando, no la dejaba quieta, ella llegó a pensar en que el chico no estaba atendiendo la clase y en cualquier momento le podían llamar la atención, lo que la pondría a ella en un arieto, pero no pasó nada. terminaron las clases de nuevo, y Lucía corrió a buscar a sus compañeras,sin darle tiempo a Fernando de acercarse a ella.

Las amigas, la empezaron a embromar sobre el chico guapo, y ella, se hacía la que no entendía, si sólo le había pedido permiso para  caminar con ella hasta la clase, y las amigas, dale que te pego, con el fastidio, hasta que se plantó y les dijo: - chicas,no es broma, que solo me pidió permiso para acompañarme,por favor no digan nada más, que si mi padre se entera,me va a formar una buena...- y las amigas, se miraron entre sí, y acordaron en no fastidiar a Lucía, su padre era un hombre muy estricto,y la gracia podía terminar en que la castigara con no dejarla salir con sus amigas o algo peor,así, que se callaron y no volvieron a hablar del tema.

Fernando, por su parte,empezó a hacer averiguaciones sobre la chica, si tenía novio, o si lo había tenido, quiénes eran sus amigas, si vivía cerca del Liceo y cosas por el estilo, a lo que sus amigos también quisieron embromar lo, pero Fernando los miró con tal seriedad, que nunca volvieron a hablar del tema.

Así, que de vez en cuando Fernando se acercaba al grupo de chicas, las saludaba a todas, y les pedía acompañarlas a clase o a la salida del liceo, a lo que ellas se negaron, pues sus madres solían esperarlas muy cerca del mismo, y si llegaban a sospechar que estaban teniendo algún tipo de amistad con algún compañero de clases, se acabarían las salidas y posiblemente, se verían en la vergüenza de que las fueran a buscar al mismo liceo directamente, y eso las avergonzaría aún más.

En los años 60,no había la soltura que hay hoy, las chicas no podían ni pensar en novios, hasta que hubieran alcanzado la mayoría de edad, y para ello, tendrían que contar con la aprobación de los padres, y cargar con una chaperona o chaperón, que generalmente era un hermano o hermana mayor, o la propia madre de la chica.

Total que Fernando, optó por empezar a dejarle pequeños mensajes en su pupitre, entre las páginas de sus libros, a los que ella respondía de la misma manera. Como no se atrevía a que su madre los encontrara,ella los quemaba, después de leerlos varias veces, como para recordarlos siempre. Fernando, quería que les permitieran salir en grupo, pero Lucía le tenía pánico a su padre, y siempre se negaba, así pasaron todo el tercer año de bachillerato,como amigos, pero sin nunca haberse agarrado las manos y mucho menos un beso robado...

Las vacaciones escolares,fueron un tormento para Fernando, porque aunque pasaba con frecuencia por la casa de Lucía,no estaba nunca asomada al balcón, y mucho menos la vio salir sola, pero el no se dejaba vencer tan fácilmente, así que esperó con paciencia, pero sin resultado. Un día se armó de valor y tocó en la portería del edificio y salió la conserje, con cara de pocos amigos, pero no se amilanó y preguntó por Lucía, y la conserje entrecerrando los ojos, le dijo- Ellos se marcharon, tuvieron que viajar al extranjero, pues al padre lo enviaron fuera del país y se fueron todos-. y cerró de nuevo la puerta, Fernando no lo podía creer, Lucía, su querida Lucía, se había ido, y él no la había podido ver...

El tiempo que todo lo cura, hizo que Fernando se resignara, se graduara de bachiller en el Liceo Andrés Bello y luego estudiaría Ingeniería en la Universidad Central de Venezuela,donde conocería a otra chica, y al finalizar la carrera, se casaría con ella.

Por su parte Lucía había viajado a Boston con sus padres y hermanos, y ahí terminaría el High School, y luego entraría en la Escuela de Artes. Allí, luego de muchos intentos por no enamorarse, se enamoró de su maestro y tras un noviazgo muy corto, seis meses, se casaron, tuvieron tres hijos, y ella se sentía en las nubes hasta que después de 15 años de casados, encontró a su marido con una estudiante en su estudio, y toda su vida se hizo añicos, salió del edificio,cruzó la calle casi como sonámbula y agarró el primer taxi que consiguió para que la llevara a casa, no pensó en nada, solo en huir, toda su vida había estallado frente a su rostro y se había acabado, pero ella no se iba a quedar tranquila, no, ella no iba a tolerar esto, cuántas veces habría pasado sin que ella se hubiera dado cuenta?, no tenía que terminar de raíz, lo primero, esperar que llegaran los chicos para explicarles, porque se iban de regreso a Venezuela, lo más difícil,hablar con su padre, que nunca estuvo de acuerdo con ese matrimonio, pero era su hija, y la amaba, y respetaba al adulto que había en ella:- No te preocupes, te reservo los pasajes para los cuatro- y tranquila que todo va a salir bien-

La segunda llamada, al abogado, ¿podía Michael evitar que ella se fuera con sus hijos a Venezuela?, le dijo que podría oponerse, pero que si se ponían de acuerdo en lo que concernía a la custodia compartida de los hijos, las vacaciones, etc., quizás no se opusiera, ella misma haría una reunión con él para explicarle y luego la llamaría-

Michael no se opuso a que los niños se fueran con su madre, en verdad,en ese momento estaba obnubilado con la belleza morena que le servía de modelo en sus clases, que no pensó claramente en lo que estaba haciendo, y permitió que los chicos viajaran a Venezuela. Establecieron el régimen de vacaciones y de visitas, y con todo firmado legalmente, Lucía pudo viajar con sus hijos a su país,no al día siguiente,pero si dos meses después.

 El regreso a Caracas fue duro,ella estaba destrozada por dentro, pero entre sus padres y hermanos, y con el cariño de sus hijos, comenzó una nueva vida. Averiguó si en el Museo de Bellas Artes necesitaban a una persona como ella, capacitada en la restauración de obras de arte, y le dijeron que precisamente, la directora estaba buscando alguien con su perfil, le hicieron la entrevista, entregó los documentos que la acreditaban y así, lentamente Lucía comenzó de nuevo, una etapa de su vida, con sus hijos, que al ser pequeños, 13, 12 y 10 años, se adaptaron rápidamente al colegio, eran buenos chicos y la adoraban, su padre al principio les escribía cada quince días, luego cada mes,hasta que un día se dieron cuenta que llevaban más de un año, sin saber de él. A Lucía le preocupaba por los chicos, pero se dio cuenta de que al estar reunidos con primos y amigos, al tener el campo de fútbol frente a la casa, y al poder ir a la playa, bien todos juntos o con los abuelos, poco a poco irían creciendo sin darse cuenta de la ausencia paterna.

Por su parte, fue haciendo nuevas amigas y amigos en el entorno de su trabajo, y recuperó también a algunas de sus amigas del Liceo, poco a poco su vida se fue encaminando, y cuando se detuvo un día frente al semáforo y escuchó por la radio el nombre de un Ingeniero que ese día daría una charla en el Aula Magna de la Universidad, se dijo, bueno, vamos a ver qué tal le fue a Fernando... o sería otro con el mismo nombre?

Se arregló muy sencilla, se puso unos Jeans negros, una cazadora,por si hacía frío, su camisa blanca y un pequeño colgante al cuello, se ató su larga melena negra en una coleta y con cara lavada, y un poco de brillo en los labios,se dispuso a asistir a la charla, cuando llegó el estaba casi lleno, y escogió sentarse en una silla cerca de la salida, en la última fila. Al rato se apagaron las luces, y la voz de presentador hizo una breve descripción del curriculum del Ingeniero Fernando Facundez Prieto, quien en ese momento salió al escenario y a ella le pareció que solo hacía dos días que había dejado de verlo y no los casi 25 años que habían pasado.

Escuchó atenta la charla, así como las preguntas que luego le hicieron, le pareció que la voz sí había cambiado, ahora era más ronca, lógico,tendría ahora cerca de 40 años, y no estaba segura de si ya tenía algunas canas o no, en fin, la charla terminó, y todos los asistentes, se fueron marchando poco a poco, ella esperó un poco, y luego se levantó, sin darse cuenta de alguien que la había reconocido...

Salió en busca de su coche, que había dejado aparcado un poco lejos, pues en la Universidad cada vez hay más coches, pero menos sitio donde aparcar, hasta que de pronto alguien pronunció su nombre y al voltearse se encontró frente a frente con dos caballeros, uno era Fernando, pero el otro no se acordaba de quién era aunque le parecía conocido, Andrés en seguida le dijo:
- Lucía Estevez, ya no te acuerdas de nosotros?, claro que la vida ha pasado,pero yo siempre recordaría tu larga melena, donde la pusieran...-

A lo que ella, sonriendo dijo:- vaya y yo queme quejaba de lo calurosa que es, y pensaba cortármela, jajajaj- rió para no mostrar los nervios, pues fernando la miraba como si la examinara.

-¿ Vas en busca de tu coche?¿Donde lo aparcaste, si no te importa te acompañamos, porque ahora no hay tanta seguridad como antes?- dijo Andrés.

Y la acompañaron, y fueron charlando de lo que habían hecho, de lo que estaban haciendo, y de repente, la pregunta de las mil lochas  ¿Te casaste?¿Sigues casada? ¿Cuándo volviste?¿ Tienes hijos?...

Y fue respondiendo como pudo, hasta que medio en broma, medio en serio, ella les dijo:- parecen que me estuvieran entrevistando para un puesto de trabajo, y ustedes qué tienen que decir?-

Andrés dijo que era médico, pero que como era el mejor amigo de Fernando, siempre venía a sus charlas, y Fernando que no decía nada, sino mirarla, como  tratando de imprimir una nueva imagen en su retina, terminó tosiendo, al escuchar al dicharachero Andrés diciendo que Fernando se había casado, que no tenía hijos y que su mujer lo había abandonado...

Ahí, se podía sentir el ambiente como hechizado, Lucía con los ojos como hipnotizados por la mirada de Fernando, y Andrés, con una sonrisa socarrona, que nadie observó. De repente, llegaron al coche de Lucía, la ayudaron a sentarse en el coche y Andrés con la excusa de mirar si no le había robado las tazas a los neumáticos del coche, los dejó un rato solos. Lucía solo atinó a decir:- lo siento_ y Fernando: - yo también.-

-Bueno,chicos me tengo que ir, pues mis hijos me esperan, encantada de haberlos vuelto a ver- Andrés le tendió su tarjeta de Médico de La Floresta, y Fernando, hizo lo propio, pero esta vez le preguntó dónde la podría ubicar para invitarla a almorzar- ella temblaba de pies a cabeza, ¿ qué me está pasando? estoy temblando como cuando éramos unos chiquillos-

Al final le dio el teléfono de su oficina en el Museo, y así poco a poco volverían a ser amigos- los tres- o más bien los cuatro, porque la esposa de Andrés también se unió al grupo, y fueron amigos por más de dos años, cada vez era más normal que Fernando pasara por casa de Lucía a invitarlos a todos a un paseo al , Avila que a los niños ya casi adolescentes le gustaban, al cine, o a ver alguna presentación en el teatro Teresa Carreño.

Un buen día sin saber cómo, al ir a despedirse y tratar de darle un beso en la mejilla, sus labios se encontraron, y fue como ella había soñado... Habían pasado tantos años.... ¿Habían perdido el tiempo?. Ella no, porque sus hijos eran muy importantes para ella. Pero Fernando, había tratado de ir despacio, poco apoco, logrando la amistad de los chicos, si había esperado tanto tiempo, qué importaba un poco más. Supo al tenerla entre sus brazos, que lla sentía lo mismo, as,que después cuando se separaron apenas un poco,pero todavía abrazados, le preguntó:- ¿Crees que sería muy pronto pedirte que te cases conmigo?- y había una especie de anhelo e inseguridad en su voz, y ella,sonriendo, le dijo:- Haz tardado más bien un siglo!.

Para no aburrirles, Fernando y Lucía se casaron, los chicos estuvieron contentos, porque era un amigo, y no un padrastro, y hoy ya han transcurrido más de 15 años de casados, felices y enamorados, parecen que fueran novios, siempre con miradas cómplices, con risas compartidas, con manos enlazadas, con amor en la mirada.

Para terminar, les diré, que creo en el destino, que si algo está para alguien, no importa los obstáculos que hayan en el camino, la ley de la vida se cumplirá, y si en algún lado hay alguien esperándolos,seguramente, lo encontrarán,en el momento menos sospechado y a través de vehículos o  instrumentos insospechados.

Sólo hay que tener Fe, y confiar en que Dios siempre escribe recto con letra torcida...

Que Dios los Bendiga

Mireya Pérez





viernes, 20 de junio de 2014

La Diosa Fortuna.... esquiva mujer



Nota: Esta obra no ha sido esculpida por ningún ser humano, sólo la sabia naturaleza,le ha brindado esta hermosa apariencia...

Hoy voy a expresarme en las palabras de Jorge Bucay, de su libro EL MITO DE LA DIOSA FORTUNA, Editorial del Nuevo Extremo, Argentina 2006.

El nos desea:
- Que nos haga sonreír
- Que nos guste leerlo y
- Que nos sea útil.

Comencemos con un cuento, que su abuela, le contaba hace mucho tiempo atrás:

....¨Había una vez un pueblo muy particular en un país muy lejano, cuyos habitantes compartían hábitos tan extraños como originales. Al crecer, cada joven de la ciudad debía acercarse a un enorme local instalado cerca de la plaza al que todos llamaban , la Proveeduría. Allí, cada joven podía y debía retirar un cubierto( Cuchara, cuchillo o tenedor) que le entregaría el Ayuntamiento y que cada uno usaría durante los siguientes años para poder comer.

Como decían los más ancianos,para poder comer, en el mundo en que vivimos, debemos usar cubiertos.... Por lo menos para comer con dignidad...

Uno de estos jóvenes, al que llamaremos Giorgio, se enteró un día , junto con otros vecinos y compañeros del barrio, de que debía presentarse en la Proveeduría a retirar el cubierto que le entregarían para poder comer valiéndose de él. Después de postergar la decisión varias veces, una mañana decidió ir a por el suyo.

En el camino, Giorgio pensaba en qué iba a pedir. Después de todo, era una herramienta que posiblemente lo acompañara durante muchísimos años. éste sería el único cubierto que recibiría gratuitamente.

El joven  se decidió por el tenedor. Una herramienta práctica, estéticamente hermosa, y como se iba diciendo mientras se acercaba, posiblemente insustituible.

- ¿ Tenedor? - le preguntó el dependiente con una expresión compasiva- No jovencito. Los tenedores se agotan cada mañana con las primeras cincuenta personas. Todos quieren tenedores. la gente hace colas frente al local durante tres noches para pedir un tenedor.

Giorgio se sintió casi halagado al saber que su elección era acertada, aunque por el momento su acierto no alcanzaba para conseguir lo que pretendía.

- Entonces voy a llevarme un cuchillo- dijo, negándose por principio a hacer una cola de tres días para conseguir un tenedor.

- Cuchillos tampoco tengo- sonrió el dependiente- después de los tenedores, lo primero que se agotan son los cuchillos. Si pretender conseguir un cuchillo, deberías venir, muy temprano en la mañana...Mucho más temprano que hoy.-

Giorgio sabía que la única  cosa que le molestaba más que levantarse temprano, era tener que hacer dos viajes para la misma cosa. Posiblemente por eso, preguntó,con cierta ingenuidad. 

- Y ¿ Qué hay?-

- Cucharas-le contestaron como previsiblemente  esperaba.

¿  Cucharas?- repitió-¿ y eso es todo?¿Solamente cucharas?-

-Es lo único que queda-concluyó el dependiente  a modo casi de  disculpa- a esta hora...

¨Cucharas¨, pensó Giorgio. ¨Las cucharas no pican ni cortan¨.

Las personas que estaban en la fila, detrás del joven, esperando ser atendidos, cuando escucharon la conversación fueron abandonando la tienda mientras pensaban en volver temprano el día siguiente  a por el cuchillo o a por el tenedor, o regresar esa noche  y acampar frente al almacén , para intentar conseguir uno de los deseados tenedores.

- A ver las cucharas-  se animó a pedir Giorgio.

Las que quedaban, que no eran muchas, le recordaba a la casa de su abuela.

Eran unas de aquellas enormes cucharas amarillentas, reliquias de la época de  María Castaña. No eran bonitas, ni prácticas, ni brillantes, y hasta Giorgio, que no era demasiado refinado se  dio cuenta  enseguida de que estaban allí porque nadie las había querido... pero él estaba ya en la Proveeduría, y era todo los que había.

Como siempre pasaba, los madrugadores y los esforzados se habían llevado lo mejor...

El señor que despachaba miró impaciente el reloj de pared, se acercaba la hora de cerrar.

- Me llevo ésa- dijo al final el joven, señalando la menos abollada.

Mas conforme que satisfecho y más aliviado que contento, el muchacho salió  de la Proveeduría con su enorme cuchara en la mano.

Esa tarde, cuando Giorgio salió a la calle con lo único que había podido conseguir, sucedió algo inesperado, algo que nunca antes había pasado.

¨LLOVÍA SOPA¨

NADIE PODÍA CREER LO QUE ESTABA PASANDO... TAMPOCO EL PROTAGONISTA, PERO EL CASO ES QUE DURANTE DÍAS Y DÍAS LLOVIÓ SOPA.


Dice Bucay, con mucha razón, que a través de este cuento que le contara su abuela aprendió que:
  • Todos en alguna parte de nuestra vida, nos enfrentamos a situaciones  en las que algunos hechos, que no hemos decidido ni elegido del todo, cambian significativamente el rumbo de nuestras vidas.
  • Supe que a esto la gente le llama suerte
  • Aprendí, que en estos y en otros casos, siempre hay algunos que aplauden de pie lo que interpretan como tu sabia decisión de elegir una cuchara cuando estaba a punto de llover sopa...
  • Aprendí que siempre están aquellos que dicen envidiar la lucidez que en realidad no tienes...
  • Aprendí que siempre aparecen los que, sin darse cuenta de lo sucedido, dicen que admiran  tu visión previsora de los hechos...
  • Y aprendí también triste y dolorosamente, que nunca faltan los que se retuercen de odio, quizás porque hubieran querido estar en tu lugar en ese momento y deciden, desde el rencor o desde la peor de la envidias, que no te mereces nada de lo bueno que puede sucederte.
  • Pero quizás lo más interesante de todo lo que aprendí es que, si bien la suerte no depende sólo de ti, también depende de ti. Quiero decir que siempre hay algún mérito en el que tienes suerte....

La vida, nos pone en situaciones insospechadas, merecidas o no, para algunos, la visión de ver más allá de lo real, de imaginar una escultura y lograr sacarla de su tumba de mármol, decía Migue Ángel, ...que él no hizo El David, sino que fue el mármol, el que le dijo cómo hacerlo y darle casi vida...

Dios nos dota de dones, a cada ser humano, y está en cada uno de nosotros, la potestad de utilizarlos y explotarlos a su máxima expresión. Si nos limitamos a esconderlos para que no nos roben, como en la parábola, el joven que lo enterró para después devolverlo salvo y sano... No debemos tener miedo, si tenemos capacidad para cantar, así sea en una Masa Coral, pues compartamos nuestra voz con ese número de voces y brindemos lo mejor de nosotros mismos. Si tenemos inteligencia para pintar, diseñar, crear, escribir, hablar en público, estudiemos y desarrollemos esas capacidades, para que podamos brindar al mundo, todos los conocimientos que hemos adquirido a través de nuestras vidas.

Porque señores y señoras, cuando nos vayamos, esas facultades, no se irán con nosotras o nosotros, se quedarán en este plano, como todo lo que hayamos cosechado o producido, sólo nuestra alma, nos acompañará en ese último viaje....


Que Dios los Bendiga.



Mireya Pérez.





domingo, 15 de junio de 2014

Ese hombre tan especial....mi padre


En apenas unos días, cumpliremos años los dos, yo de vida y tu de partida, 43 años, desde que aquella madrugada de un ocho de Julio, mi tía, tu hermana mayor, abriera las puertas de mi casa para buscar la ropa con la que te amortajarían, yo no te había visto desde el sábado, cuando cantamos juntos mi cumpleaños en el hospital, y ahora me encuentro frente a frente a mi tía, y le digo, que seré yo quien  escoja tu ropa, siempre fuiste un hombre muy elegante, con trajes impecables, y así te íbamos a vestir, no es fácil para una niña de 15 años , tomar estas decisiones, pero esas han sido una sola de las muchas que a lo largo de mi vida sin ti, he tenido que tomar, algunas acertadas, otras erradas, pero decisiones al fin y al cabo.

Cuando llegué al hospital mi madre estaba siendo atendida por tres médicos que trataban de calmarla, de los gritos que pegaba, solo acertó a decirme, que lo fuera a ver que todavía estaba tibio, que lo besara, y cuando lo vi, parecía un muñeco de cera, ese no podía ser mi padre, un hombre que en 10 meses de lucha contra el cáncer de estómago había perdido 60 Kg de peso,  al final, no había podido más, y un paro respiratorio, nos lo arrancaba de los brazos.Ya te habían bañado entre mi madrina y unas enfermeras, todas lloraban, pero no dejaban de trabajar, yo te abroché la camisa y te hice el nudo de tu corbata, peiné tus cabellos, y besé tu mejilla, me agarré a tus manos, que ya empezaban a ponerse heladas, te terminaron de poner el traje y cuando me entregaron la estampita de la Virgen del Carmen y del Nazareno de San Pablo, te las puse en el bolsillo interno de la chaqueta, eras tan católico, que si el domingo no podías ir a misa, ibas el sábado.Y yo quise que estos sencillos símbolos te acompañaran también a tu última morada.
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Luego nos dijeron que esperáramos abajo, mientras te sacaban ya tapado con una sábana blanca para llevarte a la morgue, no se te hizo autopsia, porque de sobra se sabía de qué habías fallecido. Cuando llegamos a la planta baja, estaban los zamuros como yo los llamo, a los de las funerarias, cada uno vendiendo su producto, al final quedamos que fuera en el que quedaba detrás de casa. Mamá firmó unos papeles, y nos fuimos a casa para bañarnos y arreglarnos, solo que no sabíamos que papá al ser miembro del Sindicato de Radio Y Televisión, y del Sindicato de trabajadores del Ministerio de Obras Públicas de la Zona 10, nos pedirían que lo veláramos desde el miércoles hasta el viernes a la 9 am, cuando por fin pudimos enterrarlo. Una de mis amigas, que no se separó ni un instante de mi, por ser muy semejante a mi en contextura y color de cabellos, recibía el pésame, en vez que yo, y yo le hacía señas, de que no dijera nada.

Las madres del colegio se presentaron en la funeraria, para decirle a mi madre, que yo tenía que presentar examen ese día de Puericultura, y que ellas vendrían a buscarme y luego al finalizar el examen, me traerían de vuelta. Y así fue, al llegar al colegio, mis compañeras tenían órdenes de ni siquiera mirarme o cruzar una mirada conmigo, nada, el examen parecía un sepulcro, sólo al final el Profesor Breddy, besó mi mano y me dio las condolencias.

Desde entonces, sin yo saberlo, cada vez que alguna alumna del colegio ha pasado por un periplo parecido, le cuentan mi historia, sin dar nombre, para que vean el ejemplo de una niña que estaba en estado de shoc, y que fue llevada y traída, como si fuera un monigote.

Cuando por fin, el viernes en el cementerio sus compañeros, se fueron turnando, para irlo llevando en hombros hasta su tumba, mi madre no estaba, tampoco mi hermano de 11 años, y alguien me dio una pala con tierra para que diera la primera palada sobre el ataúd de mi padre, así se cerraba una historia  hermosa de amor, de familia, de amigos, de risas, de escuchar, de cantar juntos y bailar sevillanas, de cantar flamenco y taconear, de compartir lecturas, de aprender, de contar con alguien que siempre estaba allí, pero que se había ido muy joven 48 años apenas, toda una vida por delante.

No nos viste crecer, no pude cumplir tu sueño de estudiar Medicina, eran muchos años de estudio, y tenía que ayudar a mamá, y de ahora en adelante yo sería el hombre de la casa, la representante de mi hermano, y la que gestionaría montones de cosas, para las cuales no estaba preparada, la primera y más dramática para mí, fue llevarme en autobús al centro de la ciudad y decirme, que con dos monedas, debía llegar a  mi casa, nunca había estado por esos lados, pues era mi padre quien hacía esas diligencias, al final, después de llorar y de rezar en una iglesia que encontré, logré preguntarle a un autobusero, si pasaba por tal sitio y me dijo que la parada quedaba frente al Banco Central.

Llegué, y de ahí en adelante me convertí en Capitán de barco, sin siquiera haber hecho el mínimo entrenamiento.Mi consuelo, mi colegio, mis compañeras, que sin saberlo, me hicieron poco a poco llegar a la normalidad relativa, pero en casa siempre se notará esa ausencia.

Les digo, que me ha costado casi 41 años completar definitivamente este duelo, gracias a un libro, que llegó a mis manos, como muchas cosas o personas que han llegado a mí: El Camino de Las Lágrimas de Jorge Bucay.

Decir que no lo extraño, sería mentir, que a veces he sentido una especie de envidia sana, pero envidia al fin y al cabo, de mis amigas y amigos que pudieron disfrutar de su padre hasta hacerlos abuelos, mi padre hubiera sido el abuelo más consentidor del mundo, y el más guapo también, las canas, le hubieran quedado preciosas y quizás yo hubiera logrado que se dejara una perilla y barba, para que pareciera un filósofo, se hubiera reído conmigo y me habría abrazado.

Papá, te quiero, te he extrañado, todos los días de mi vida, se que no es normal, pero hay etapas que no he podido completar, demasiadas responsabilidades para una niña, que ayer jugaba muñecas y que pasado mañana, tiene que llevar una casa, y sin demostrar dolor ni pena, porque mamá se puede poner mala, y yo debo ser fuerte por las dos.

Ahora también tengo que ser fuerte, por otra persona, tu sabes quién es, que me necesita, y para el cual destino cada minuto de mi vida, para que no le falte nada, para que sea feliz, dentro de lo que se puede ser feliz,en estas circunstancias, poner cara de alegría, decirle que está hecho un pincel y que está guapo, que en Diciembre cumpliremos 40 años de casados, y que vamos a bailar en la silla de ruedas un vals...

..... Mira, bailemos este vals,mira, los hijos se nos van
solos,muy solos, otra vez,con tu amor y mi amor, nada más, nada más
Mira,bailemos este vals, ah ah, ah, los hijos se nos van...
solos muy solos otra vez, con tu amor y mi amor, nada más, nada más....



Feliz día del Padre papá. Tu hija


Mireya Pérez



viernes, 13 de junio de 2014

Primer y grado y Primera Comunión.....2ª Parte.


Creo sin equivocarme, que para todo niño el cambio del Pre escolar, a la primaria es muy importante, primero, porque dejas el cobijo de tus maestras que te han tenido durante esos primeros años, (casi bajo una cúpula de cristal), para entrar en un edificio nuevo, donde ya hay niñas mayores, en ese edificio estarían los primeros, segundo, terceros y cuartos grados, todos divididos en dos secciones, A y B , agrupadas por orden alfabético, y comenzando por la primera de muchas separaciones de grupos, que tendríamos en los años venideros. 

El segundo gran cambio para mí fue, el nuevo uniforme, ya no llevaríamos el uniforme blanco con tachones en la falda y de mangas largas, con puños y cuellos ribeteados de rojo, ahora sería azul marino, con falda de tachones, pero la parte de arriba sería con una especie de Jumper cruzado con cuatro botones, y una camisa blanca de manga corta, rematada en un puño con dos solapas abiertas, las medias serían largas hasta debajo de las rodillas y los zapatos, tipo pepito, con correa.

Otra de las diferencias notables, es que de ahora en adelante, bajaríamos a la planta baja del ese edificio nuevo a hacer las filas por secciones y años, y por orden de tamaño, y ahí comenzaría mi calvario, porque hasta que me graduara de bachiller,  siempre estaría entre las últimas cinco de la fila. Ahora, cada mañana, una de las monjas más  jovenes, muy delgada y elegante en su porte, a través de una especie de micrófono, rezaría con nosotras el Ave María, y luego, cantaríamos el Himno Nacional, todos los días de Dios.

Y luego de nuevo en orden y calladitas volveríamos a subir las escaleras hasta el piso donde estaríamos ese primer año, de la Primaria.

A mi grupo nos tocó la Madre María Cinta, que nos daría algunas materias, y la señorita Reina Rodríguez, nos daría Ciencias, estudios sociales, Geografía e Historia.

La madre María Cinta batallaría con todas nosotras, para que empezáramos a escribir como era correcto, y para ello, durante todo el año haríamos cada día una o dos páginas del cuaderno de caligrafía Palmer, a mi me encantaba porque cada página tenía un dibujo y si la hacía bien, nos permitían pintar el dibujo que encabezaba  la página. Y trataría en la medida de lo posible porque comenzáramos a colocar bien, tanto el cuaderno, como nuestros dedos al garrar el lápiz, y cuando ya empezábamos a escribir palabras largas, que nunca, pero nunca levantáramos el lápiz, del papel, ni siquiera para poner el punto de la i, o la línea que hacía la T. Conmigo, fracasó en ese sentido, nunca he podido, y menos después de pasar por las clases de la Universidad con Canestri, hacer la palabra completa de un tirón, y después ponerle las tildes o puntos y/ acentos.

Ya en primer grado sabíamos leer, y prueba de ello, es que nuestra hora de lectura era con un libro que guardo como un tesoro, Mi Historia Sagrada, de las Ediciones Paulinas, de 1959. En este libro empezó mi amor por la Biblia, y por personajes como José y sus Hermanos, por la Reina Esther, y luego algunas de la Parábolas de Jesús, como la de los Talentos, y el Hijo Pródigo.

A la hora del recreo, que lo hacíamos en aquel inmenso patio, volveríamos a hacer algunos juegos aprendidos anteriormente, pero ahora, nuestra maestra Reina, se uniría a nosotras para jugar nuevos juegos como saltar la comba, jugar al escondite, El Arroz Con Leche me quiero casar...., Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está, ¿Lobo estás?....

Ese año, también sería importante para nosotras, porque empezaríamos a recibir las primeras clases de religión, que nos la daría la madre Anunciación, era la más viejita de todas, pero era un amor de mujer, nos preparó con tanto mimo y desvelo, que llegado el mes de mayo, todas estábamos deseosas de recibir El Cuerpo y La Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, aunque sabíamos que en realidad el sacerdote, nuestro querido y siempre recordado Padre Carmelo López, quien nos daría la Hostia Consagrada y apenas mojada en el vino también consagrado. Creo, que fuimos las últimas en llevar el vestido que nuestras mamás escogieran, porque al año siguiente, las chicas que hicieron la primera comunión ya llevaban todas un mismo traje, así evitaban la competencia, entre las niñas, y el cotilleo, cosa que gracias a Dios en nosotras no cuajó del todo, claro que a lo largo de los años, haríamos nuestros grupos, porque era lógico, que sintiéramos más cariño por algunas que por otras, pero nunca fuimos groseras, ni tampoco discriminatorias, ya que al año siguiente, las que habíamos estado en una sección, eramos mezcladas con otras de la otra sección, y los nuevos grupos A y B, siempre se mezclarían.

Mis recuerdos más gratos de esa nueva etapa, están asociados también a que la madre Victoria Palau, un día en misa, pasando por mi reclinatorio, y oyéndome cantar, me sacó del mismo, y me pidió que cantara, lo que ella me estaba dando, y de ahí en adelante, además de mis clases del colegio, y de mis clases de Ballet, también tendría el Orfeón del Colegio, que duró unos cuantos años. Con el Orfeón iríamos a otros colegios católicos a cantar, y aprenderíamos la disciplina y el amor a la música. De esa etapa recuerdo dos canciones o mejor dicho dos estrofas, pues han pasado más de 45 años:

- ¨En la punta de un manzano,
en la punta de un manzano,
hay un pajarillo, un pajarillo, 
que sin cesar canta esta canción:
Pio Pio Pi, Pio Pio Pa,
Canta pajarillo, canta y canta siempre así....

y  - Dan, Din, Don, Dan...
Intima y alegres las campanas
siempre alertas,
Intimas y alegres,
las campanas,
siempre alertas, 
siempre alertas, 
intimas y alegres, 
las campanas, 
siempre alertas
Din, Don, Dan, ( coro).

Hermoso recuerdos, de nuestra niñez, algunas seríamos compañeras, hasta graduarnos de Bachilleres, otras, se irían cambiando de colegio, bien porque los padres se mudaban, o porque a las niñas no les gustaba el colegio, a mí, en lo particular, significó mi mundo especial, y cuando descubrí que había chicas internas en el colegio, les pedí a mis padres que me pusieran interna, pero yo vivía, justo en la calle de atrás, y era imposible...

Mi felicidad hubiera sido completa, en aquella etapa, si yo hubiera podido ser interna, las veía como mis heroínas, quizás era porque todavía no tenía amiguitas que vinieran a casa a jugar, pero para eso, solo tuve que esperar dos años más, entonces llegó mi amiguita Mary, de ahí en adelante seríamos inseparables, hasta que cada una se casó, se mudó a otra ciudad, pero a ella y a su familia, están unidos los mejores años de mi infancia y adolescencia, por eso los quiero tanto, y los recuerdo con amor y agradecimiento, aquí me reservo los apellidos, ellos saben quienes son, algunos ya no están entre nosotros, pero sonreirán con benevolencia, las chiquilladas de nuestra infancia, tan bonita.


Estas remembranzas, no me pertenecen única y exclusivamente a mí, también a mis compañeras del colegio, a nuestras madres religiosas del colegio, que ya la mayoría están en el Cielo, a nuestro siempre recordado Padre Carmelo S.J., y a  esas benditas paredes del colegio, que ya tienen más de 75 años, y siguen en pie, cuidadas por las amorosas manos de nuestras madres de La Consolación. Dios las Bendiga.


Mireya Pérez






martes, 10 de junio de 2014

Esos primeros años del colegio del pre escolar a la primaria...1ª Parte.











Me imagino que muchas personas, como nosotras, habrán tenido la oportunidad de estudiar toda su vida en un mismo colegio, hasta culminar sus estudios y graduarse de bachilleres. Mis compañeras y yo, unas 25 de nosotras, tuvimos la inmensa fortuna de estudiar y compartir momentos gloriosos, emociones inmensas, también tristezas, pero siempre bajo el dulce amparo de nuestras maestras y madres del colegio Nuestra Señora de La Consolación de Caracas. 

A ellas va hoy, estas líneas, a manera de agradecimiento por todo lo que nos enseñaron,y hasta por las lágrimas que en algún momento nos hicieron brotar, por algún regaño, que nos dolió en el alma, pero que a través del tiempo, nos fue forjando como mujeres, claro está, que eran otros tiempos, esta historia comienza en Mayo de 1960.

Cuando entré por primera vez al colegio, de la mano de mi madre, con la finalidad de ver si podían inscribirme en el colegio para empezar a estudiar pre escolar, lo primero que me llamó la atención fue el patio del Sagrado Corazón de Jesús, y los arcos que rodean todo el rectángulo que forma ese patio,con las losetas de cemento, perfectamente alineadas, y la grama creciendo entre unas y otras, pero perfectamente cortadas, además de que en esos largos pasillos o zaguanes, tenían, y aún tienen hermosos materos con plantas preciosas, producto del amor y cuidado con que las diferentes personas que han trabajado y trabajan en el colegio, le han dedicado. También las diversas puertas altísimas, de unos tres metros de alto, que flanqueaban de uno y otro lado.

Al entrar  al colegio, lo primero que tienes es una oficina, donde generalmente está una persona de portera, por decir un nombre, en aquella época, estaba la madre Dolores, gordita, risueña, con una cara de alma limpia y sonrosada, que me acarició la cara y me preguntó si venía a estudiar allí, y yo que era muy tímida, solo asentí.

Mi madre me dejó suelta, mientras entraba a hablar con la madre directora, que en mi primera etapa sería la madre Margarita, otro ser humano imborrable.

Siguiendo por el pasillo a la izquierda está la entrada a la Capilla, que desde ese momento, me fascinó , tenía innumerables bancos de madera, un altar precioso estilo antiguo, las paredes pintadas imitando piedras, el techo de madera con travesaños cada metro de distancia aprox, y pintados con arabescos en dorado; antes de entrar en el área propiamente dicha del altar, a la derecha una estatua de la Virgen María, la Ascensión, en el izquierdo el Sagrado Corazón de Jesús. y en el altar coronando la parte final Nuestra Madre de Consolación, flanqueada por dos imágenes, la del Divino Niño y la de San José.

Y en el fondo ala izquierda, un Cristo Crucificado, frente al cual pasé muchas horas mirándolo y rezándole.

Una vez que me aceptaron, entraríamos a esa capilla todos los días a rezar, y cada primer viernes de mes, comulgaríamos, después de haber hecho la  Primera comunión.

Cuando comenzamos las clases en Kinder, los salones de Kinder y Preparatorio, estaban comunicados, solo nos separaba un arco rectangular, que al pasar de los años transformarían en pared a d fin de tener dos aulas bien separadas,pero en nuestra época no, en Kinder teníamos a la madre Carmen, joven mujer, con dulce rostro angelical, que nos enseñaría algunas de las canciones, que yo ahora le canto a mis nietos:
- Corre, corre borriquito,corre borriquito juguetón, corre que la maestra ya comienza a escribir en el pizarrón, corre borriquito!!!.

-El elefante del circo, tiene sus patas así, es muy grande y muy pesado y no se parece a tí, si le das un manicito, su gran trompa moverá y moviendo sus orejas,muchas gracias te dará, Gracias!!!!!!!!!!!.

En preparatorio teníamos a la madre Rosa López, era un pan de Dios, pero como ya empezábamos a leer, era un poco más estricta, y saben quién venía a tomarnos la lección de lectura, la madre superiora Madre Margarita, nunca se enfadaba, siempre tenía una sonrisa en la mirada, como dándote ánimo para seguir intentándolo. Y a eso de las 10 o las 11 de la mañana, encendían un pequeño televisor en blanco y negro en el canal 5, que era el canal cultural de Venezuela en aquella época, donde daban clases para pre escolar y algunos tips para los maestros. Si salíamos al patio al recreo, las madres trataban de que compartiéramos juegos, y junto a todas hacíamos un círculo y aprendíamos las primeras canciones, que incentivarían el sentido de grupo o equipo:

- Ale´limó, Ale limón, el puente se ha caído...
y el otro grupo contestaba
- ale limón, ale limón, mandarlo a componer
- ale limón ale limón con qué dinero.
-ale limón,ale limón con cáscara de huevo.

Y entonces venía la parte que más me gustaba, la primera de la fila junto a la segunda, hacían con los brazos una especie de puente, por debajo del cual debíamos pasar todas, hasta que de repente, nos atrapaban y nos daban a escoger entre una fruta u otra, y la que escogiera fresa, se ponía detrás del grupo fresa, y la naranja, detrás de la naranja, hasta que la última niña había pasado y entonces cada grupo debía halar hacia atrás para tratar de que cruzaran una línea imaginaria. Al final el grupo que ganara, se le aplaudía y nos lanzábamos a una nueva enseñanza....

Mi primera amiguita de esa época, se llama Ingrid Sucre, estudió solo dos años con nosotros, y yo siempre la recordé, rubia,con una cola de caballo largo y flequillo,muy dulce y cariñosa. Y saben una cosa, 20 años después la volví a encontrar, pero esta vez, se quedaría para siempre, porque se casaría con uno de mis primos hermanos mayores, y ahí siguen casi 35 años de casados después. La vida da muchas vueltas ¿ verdad?.




P.D.: en este momento no tengo fotos de archivo del colegio, pero este Cristo se parece mucho al de nuestra capilla.

Que Dios nos Bendiga a todas, a mis madres y a mis compis de toda la vida.


Mireya Pérez.




lunes, 9 de junio de 2014

Un ejemplo a imitar...



Cuando uno habla de ciertas personas que forman o formaron parte de tu historia vital, no es fácil hacerlo con justicia, porque el amor o el des amor hace que no seamos fieles o justos a su vida. Hoy yo quiero mostrarles el ejemplo de una mujer, adelantada a su tiempo, moderna, elegante, sencilla, observadora, generosa, pero con orgullo de casta, que amaba a sus hijos, pero que por educación de la época que le tocó vivir, no podía demostrarlo como lo hacemos las madres de hoy día, que somos unas besuconas, abrazamos a nuestros hijos cada vez que están a distancia de un te quiero, y si es a los nietos, ni hablar.

Esta mujer, alta, elegante, siempre de punta en blanco, que iba dos veces a la semana a la peluquería, porque siempre debía mostrar una imagen impecable, era mi suegra, pero no de las suegras mete me en todo, no, ella fue para mí un gran ejemplo de vida, y hoy voy a hablarles de algo que se podía hacer en los años 60 y 70, pero que no podríamos ni sospechar en hacerlo en pleno siglo XXI.

Pues bien, mi suegra, siempre trabajó, desde muy joven, primero haciendo y bordando primorosos manteles bordados a mano, los famosos manteles de Manila, pero hechos en La Palma. Ella y sus hermanas, bordaban con primor y hacían verdaderas maravillas, luego cuando la gente empezó a emigrar a América, ella y su esposo se en rumbaron  hacia Venezuela, que era la tierra prometida para muchos españoles y canarios.

En Caracas,comenzó a trabajar para Selemar, y trabajaría para esta empresa durante 30 años, llegando a ser la encargada de la tienda principal, de la más grande. Pero no contenta con trabajar hasta las 7 de la noche de lunes a sábado, en su casa atendía también a algunas chicas que querían hacerse su traje de novia, y en eso era una maravilla, todavía guardo su álbum de trajes de novias, que muy gentilmente le regalaban después a ella, en recuerdo de ese día feliz. Trabajó con tesón y sin quejarse, siempre dispuesta a complacer a las clientas, entendiendo lo que querían y mimándolas, así hasta 1997.

Pero no es de esta característica de la que quiero hablarles, era el de acoger a la gente, si alguien de su familia, tenía que venir a Caracas, terminaban alojados en casa de mi suegra, si se había dañado el baño y había que hacer obras, ahí estaba mi suegra ofreciéndoles venir a casa a bañarse si les hacía falta, su apartamento, casi era un parador, y ella feliz, no la molestaba nada, creo que le gustaba tener gente a sus alrededor y si eran las sobrinas, mejor que mejor, cuando las chicas regresaban a sus casas, su tía, las había provisto de algunas prendas nuevas, bien hechas por ella, o compradas en el gran almacén, pero nadie se iba con las manos vacías.

Sin embargo, su obra que más me llamó la atención fue, la caridad, en los años 60 y primeros de los 70, Caracas todavía era un poco pueblerina, sana, y ella, no tenía miedo en agarrar a un pordiosero, que hubiera estado viendo por algún tiempo cerca de su iglesia El Corazón de Jesús, sin que, de buenas a primeras, hablara con él, y sin saber por qué y sin miedo a que le pudiera pasar algo malo, lo llevaba a su casa, lo hacía bañarse, le buscaba ropa entre las ropa de mi esposo, o de mi cuñado, que todavía estaban solteros, y se las daba para que se vistiera, le daba de comer y alguna muda más de ropa, y luego lo llevaba de nuevo a la calle, y le decía: -Felipe ( fue un maestro, que de buenas a primeras se dio a la bebida, y su familia, a pesar de todos los intentos, no lograron sacarlo de ese mundo), que sea la última vez que te vea yo en la puerta de la iglesia con esas fachas..-. Y luego, cuando el tiempo pasaba, ella lo buscaba, le llevaba comida, ropa y medicinas, cuando le salió una gangrena en un pie, hasta que un día desapareció.

Cuando Caracas fue cambiando, y a partir del 74, la emigración cambió, ya no era tan seguro meter en tu casa a un extraño, así, que de ahora en adelante, habría dos señoras : Guillermina y Yolanda, que vendrían a su tienda, y ella de la mercancía que había quedado de alguna temporada, las vestía, les daba comida, llamaba al restaurante o fuente de soda que estaba debajo de su tienda y pedía que pusieran en su cuenta el almuerzo en un envase para llevar y cubiertos de plástico, para estas dos señoras. Y cómo se ponía cuando aparecían sucias, las llevaba al baño de los dueños de los locales, y las hacía bañarse y cambiarse de ropa, incluyendo ropa interior, y les decía: - y que no me entere yo, que han  vendido  la  ropa  para comprar caña (alcohol), y ellas, muy astutas, le decían: - no doñita, yo la guardo, no se enfade, que yo voy a cuidar esta ropa tan fisna que me ha dado-.

Su lema personal creo, era que bajo su techo, no habría lujos, pero el que tocara a su puerta, siempre podía contar con un plato de sopa o comida  caliente y una manta y almohada donde dormir. Y yo, la he hecho mía, así cuando vivía en Caracas, si alguna amiga quería venir a casa y quedarse el fin de semana, todos contentos de tenerla con nosotros, y cuando en un momento dado, alguna amiga de mi hija, necesitó de nuestro apoyo y ayuda, en casa estuvo todo el tiempo que necesitara, hasta poder independizarse, y si salíamos a algún sitio, ella también venía con nosotros, era una hija más. Si nos encontrábamos con algún conocido, la presentábamos como si fuera una hija más, y eso también pasó con mis alumnas, si necesitaban ensayar las gaitas y no había salón de fiestas donde vivían , pues yo les ponía a disposición el salón de música de mi casa, y se llenaba de 30 muchachas y como 15 mamás que venían a acompañarlas, y me acostumbré a que mi biblioteca de mi carrera fuera un acordeón, con la entrada y salida de libros prestados para hacer trabajos, aunque ya no estuvieran dando clases conmigo.

Fue una gran maestra para mí, y al final de su vida, cuando yo menos me lo esperaba, me dejó su legado, algunas cosas, ya están en poder de su única nieta, las otras, soy yo su albacea, hasta que la nieta las vaya a necesitar.

Yo, la niña que la obligó a quitarse el luto por la muerte del esposo y luego de su madre, la que le pidió que usara colores alegres, para que al llegar los nietos, la recordaran , como era, moderna, elegante, coqueta, impecable, con un corazón de oro, pero con una vida espiritual mucho más grande, de lo que yo pude atisbar, durante el tiempo que vivió entre nosotros.

Se que desde el Cielo, debes estar loca de contento de ver a tus bisnietos, y reconocer en tu nieta todos esos dones, con los cuales la dotaste.

Que Dios te Bendiga, nosotros nunca te olvidaremos.


Mireya Pérez



martes, 3 de junio de 2014

Candidez e inocencia... pueden abrir el camino hacia un futuro prometedor










Desde que era niña, las madres de mi colegio infundieron en mi alma y espíritu, la importancia de la candidez y de la inocencia, el tener la mente clara, sin prejuicios, y confiar siempre en la gente, y ese ha sido una de mis virtudes o quizás uno de mis defectos, el creer en los demás, pues mi vida siempre ha sido un libro abierto, no tengo nada que esconder, y mis luces y mis sombras, son conocidas por todos mis amigos y amigas, siempre soy franca y honesta, creo que es una cualidad que siempre llevaré conmigo como equipaje, nunca he podido ser de otra manera, tal es así, que yo no le pregunto a la gente sobre su vida y sus cuitas, si me lo quieren contar, bien ,si no, no importa, yo acepto a la gente tal cual es, sin embargo, si me preguntan, yo contestaré a las preguntas que me hagan, hasta el punto en que el dolor me lo permita, lo demás ya mi gente lo conoce.

Pero hoy no voy a hablar de mí, sino de una joven que un día cuando tenía apenas 20 años, y estando cursando su último año de carrera, su coordinador académico le instruyó para que solicitara hacer una pasantía en una empresa relacionada con sus estudios, para completar el trabajo de grado con lo que culminaría su etapa de enseñanza y así obtendría el Grado de Técnico Superior Universitario en Mercadeo y Publicidad.

La joven preparó 25 curriculum vitae y los fue llevando a cada una de las empresas de publicidad de su ciudad, al final y cuando ya estaba decepcionada porque no la habían llamado de ninguna, recibió la tan ansiada  llamada. Cuando se presentó 10 minutos antes de lo acordado a la entrevista, la chica, que solo tenía como experiencia haber trabajado durante un año y medio en Mac Donalds, cuando cursaba cuarto y quinto año de Bachillerato, estaba muy nerviosa, pero por fuera no se le notaba. Llegada la hora, la recepcionista le dijo que podía pasar, que el gerente de recursos Humanos le haría la entrevista.

Pasó con paso firme delante de la recepcionista y por dentro rezando para que le dieran la oportunidad de hacer esa pasantía. El Gerente muy atento, la invitó a pasar a su despacho y que por favor se sentara. Fue haciendo le las preguntas de rigor, y una vez finalizada la entrevista, le dijo que la llamarían. La chica, al principio pensó que no la llamarían, pero no, al día siguiente le dijeron que se presentara a primera hora y así lo hizo, el gerente le indicó que la empresa no solía contratar a pasantes, pero dado que hablaba inglés y a su formación por haber trabajado en Mac Donalds, les parecía interesante que cumpliera esos seis meses que solicitaba su instituto, y la asignaron al departamento de Medios.

Aunque Medios, no era el área que ella más amaba de la Publicidad, aceptó emocionada, el cargo de pasante que le ofrecían, así como el sueldo, con el cual no soñaba.

Día a día acudía a su empleo, a la hora puntual, y desde el principio se fue ganando el aprecio de sus compañeros de trabajo, ella siempre llevaba consigo un cuaderno, donde anotaba ideas que se le ocurrían, breves relatos, etc., y un buen día conoció a un señor mayor, que la venía observando desde hacía días sin que ella lo notara, un día se encontraron en el ascensor y ella le dio los buenos días, se bajó en el piso donde estaba su departamento y no volvió a ver al señor mayor hasta unos diez días después.

Ese día ella había contestado la llamada de una amiga y como siempre lo hacían, hablaban en inglés, era una forma de practicar y aprender entre ellas, ya que su amiga había vivido en USA, durante los años de bachillerato, y nuestra chica había aprendido a hablar inglés a través de las clases del colegio y de las canciones de sus artistas favoritos, acompañada de su guitarra, así aprendió a hablar inglés sin acento, como si fuera una nativa o como si hubiera vivido toda su vida en USA, y todavía no había ido la primera vez. El señor mayor se le acercó y le preguntó si ella hablaba inglés y si también lo leía y escribía y ella extrañada, pensando que quizás la iban a regañar por hablar con su amiga, y ante la duda en el rostro de la chica, el señor mayor le dijo, que si ella sería tan amable en ayudarlo a traducir las instrucciones de una cámara de fotos que le habían regalado los nietos y que él no entendía, ruborizada le dijo que si, que si se lo permitía se lo llevaría a casa y le traduciría el texto para que entendiera cómo funcionaba su cámara. Así comenzó una especie de amistad entre la chica y el señor mayor.

Ella cumplió con lo ofrecido, y el señor se fue muy contento, ella pensaba que debía ser un empleado de muchos años en la empresa, y que quizás se encargaba de hacer algunos recados internos o algo así, porque hasta ahora no veía que tuviera una oficina, claro es que ella no había pasado del piso en el que estaba la División de medios.

Un día, mientras esperaba que en la pantalla de su ordenador apareciera el resumen del ranking de los medios de comunicación de una fecha dada, ella estaba dibujando distraída en su cuaderno especial, y de repente, sin que lo hubiera notado, estaba el señor mayor a su lado, se sonrojó de vergüenza y trató de cerrar el cuaderno, pero el señor con amabilidad le pidió permiso para ojearlo, y ella con un poco de miedo le dejo que lo hiciera, y el hombre se sorprendió del talento de la chica y le preguntó:

- ¿Por qué estás en Medios, si en realidad tienes madera para ser Creativo?- ella extrañada de los conocimientos del señor, pero fiel a su educación, le respondió
- Cuando vine buscando la oportunidad de hacer mis pasantías, me asignaron a este área, pero mi sueño es ser Redactor Creativo- y el señor se le quedó mirando y volvió a preguntar-
 ¿Pero veo que también dibujas y pintas, has estudiado dibujo?- y ella le respondió
- Sí en el Museo Tessario Russo, pero no terminé las clases, pues mis padres no podían costear la carrera y la pintura- y el señor concluyó diciendo:
-Interesante... verdaderamente interesante- y se fue, no sin antes felicitarla por sus dibujos.

Pasaron unos cuantos días, cuando de repente se encontraron ante la máquina dispensadora de jugos, agua y chuches, entonces cuando el señor vio que la chica había escogido una botellita de agua, se la dio, y le pregunto: 
- ¿ Tu crees que podrías hacerme un dibujo sobre este producto, acompañado de alguna frase que se te ocurra, como si fueras a vender la marca?
- la chica le dijo que sí, pero que le daba miedo que la vieran haciendo eso, que podrían pensar mal- a lo que el señor le respondió,
 - no temas, cuando lo tengas listo, me lo das, que yo se lo voy a enseñar a un amigo que tengo allá arriba, y te aseguro que no te van a regañar-

No pasaron dos días, después de haberle entregado su dibujo al señor mayor, cuando recibió la llamada de la Vicepresidencia. Decir que estaba temblando de miedo, era poco, se santiguó mentalmente y subió hasta el piso en donde estaba Vicepresidencia, nunca había estado allí y le llamó la atención, la decoración, la vitrina con cientos de premios ANDA, y de otros tipos que estaban en la sala, así como la presencia del señor mayor, que le sonrió con bondad, el Vicepresidente, al cual conocía por haberlo visto de lejos y otras dos personas que no conocía. La invitaron a sentarse en una de las sillas de la mesa de juntas y los demás lo hicieron después de ella. Al mirarlos a todos, de repente observó su esquema sobre la mesa delante del Vicepresidente y creyó morirse, debía estar colorada hasta las raíces de su hermosa cabellera que casi llegaba a su cintura, pero que siempre recogía en un moño improvisado atrapado con un lápiz.

- Bueno señorita, aquí el Señor Contreras, nuestro Presidente Honorario, nos ha entregado este trabajo suyo- y ella, apenas escuchó esa frase se murió de vergüenza, había tratado con tanta familiaridad a ese señor mayor, pensando que era un mensajero, y en realidad era el Presidente Honorario, pues había dejado el cargo al cumplir 70 años, y ella no lo sabía. seguro la iban a despedir y todavía no habían finalizado las pasantías.

El señor mayor, le pidió disculpas por no haberse presentado, pero le comentó que para él había sido refrescante ser tratado como uno más, sin el boato o la displicencia a la que lo sometían los otros empleados, que él no quería que ella cambiara, que al contrario siguieran siendo esa especie de amigos...

El Vicepresidente le preguntó sobre su trabajo en Medios, que si estaba conforme allí, y ella, prefirió ser sincera y arriesgarse, y les contó que su sueño era trabajar en el departamento Creativo.

El  Vicepresidente asintió y procedió a presentarle a las otras dos personas, la Directora del departamento Creativo y a la persona que de ahora en adelante sería su jefe, pues desde ese momento formaría parte del departamento creativo, ya no sería una pasante, y con esto rompían una regla de no contratar a pasantes, y que después pasara por RRHH para llenar los datos como empleada contratada para el área Creativa.

Las lágrimas de alegría y de felicidad, casi las suelta, pero se notaba por el brillo de sus ojos y por el rojo de sus mejillas, que la chica estaba contenta y agradecida, y pidió permiso para abrazar  al Sr. Contreras, que había sido tan inteligente y tan sencillo a la vez. 

De ahí en adelante comenzó su carrera profesional propiamente dicha, siendo galardonada durante muchos años, con premios nacionales e internacionales, pero siguió siendo la chica sencilla y un poco inocente que se había ganado el aprecio de alguien tan importante, sin ella saberlo.

La vida la ha llevado por derroteros insospechados, pero siempre donde ha trabajado ha dejado el listón muy alto, con profesionalidad, seriedad ,optimismo y sencillez.

Hoy después de casi 16 años, sigue con su carrera, su vida familiar y sus hijos, con amigos dispersos por distintas partes del mundo, pero siendo fiel a ella misma, a sus principios y a sus valores. 


Dios Te bendiga mi niña preciosa.


MIreya Pérez