A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

jueves, 31 de marzo de 2016

A pesar del dolor...








Caminar es llevar adelante un paso tras otro, es también un ejercicio mental y corporal, donde a veces el cuerpo traslada al alma que lo habita, de un lado al otro, a veces sin pensar, sólo por inercia, porque quizás, es lo único que puede hacer, pues al quedarse quieto, las extremidades se entumecen, y haz descubierto que después, es todavía más difícil comenzar de nuevo.

Sigues y sigues, sin apenas percibirte del entorno que te rodea, con la mirada fija en el horizonte, siempre lejano, como si no hubiera fin. Tu no lo encuentras, pero estás seguro de que llegado el momento, el fin de encontrará a tí, de eso no tienes dudas.

Sabes porque lo leíste alguna vez, en un libro de Filosofía, que ¨puedes dudar de todo, mas no de ti mismos, pues piensas, luego existes...¨.

Los días se suceden unos a otros, sin parar, las tardes se hacen a veces interminables, y la oscuridad se torna en amigable compañera, para que en la soledad de tu habitación, puedas recogerte, pensar, rezar, y a veces, ¿por qué no? soñar... Pero incluso los sueños te son esquivos, cuántas veces has soñado con aquellos a quienes amas, y en la parte mejor del sueño, te despiertas, y tratas, sin lograrlo, de retomar ese sueño en el que eras realmente feliz, junto a los que amas y extrañas a raudales.

Todos esperan grandes cosas de tí, sin embargo, piensas que tu mejor obra ha quedado en el olvido, ese mismo olvido que ha tendido un tupido velo en la historia personal de cientos de millones de seres humanos, como tu, anónimos, casi desconocidos o no, pero la vida es efímera y sólo tu anhelo de llevar un mensaje positivo, no te ha hecho desistir... 

Sabes que sería muy fácil limitarte a sólo respirar, a sólo cumplir con las leyes propias de la Biología, de la Bioquímica, de ese cuerpo magnífico que se te ha entregado. Pero tu mente es algo mucho más interesante, y te niegas a simplemente subsistir, querías ser ¨un factor de cambio¨, sin embargo, la vida te ha cambiado a tí, y te seguirá cambiando, mientras tengas un hálito de vida, y eres muy consciente de ello. Por eso a veces te revelas, con fuerza o con silencios, que a tu pesar, nadie entiende, valora o sospecha.

Has sido juzgado, sin abogado defensor, ni siquiera un abogado de oficio, y sólo por el malsano valor de un ser, que se cree mejor que tu, por encima de todo y de todos... Pobre de él, la vida también lo juzgará y será mucho más implacable, porque no habrá sitio donde perderse  o esconderse, la justicia llegará como un mazazo certero, definitivo, y en su mente acudirán las imágenes del dolor infligido a personas mucho más débiles e indefensas que él... No habrá pretextos que valgan, ni siquiera los malos entendidos, ni el sopor de los vapores etílicos serán una desgravamen, porque aquél que avasalla, que oprime, que injuria a otro más débil, abusando de su efímero poder, no tiene perdón alguno, ni excusa alguna.

El que ha sido atacado, tendrá que hacer acopio de valor, esconderse en su interior, rezar mucho, para superar el mal trago, la ignominia, y la desazón, pero sobre todo, la injusticia, el amargo recuerdo del momento vivido, del ataque inmerecido, propinado por una manada de lobos sedientos de venganza e incapaces de razonar, quizás porque son sólo esos, salvajes, a pesar de las pieles hermosas que despliegan ante los demás, sin saber que la gente los ve tal y como son, muy parecidos a aquel Rey Desnudo, de los cuentos de la infancia, donde el Ego le impedía ver que estaba realmente desnudo, sin nada que le diera valor a su persona, pues no tenía valor alguno.

Para aquellos que han sido perseguidos, por diferentes razones, incluso sólo por ser diferentes, sólo les pido que tengan paciencia, que le den tiempo al tiempo... Todo en la vida se pasa, incluso estos momentos amargos y crueles. 

Al cabo de un tiempo, cuando las heridas se curen y sane por completo su alma, sólo quedará en ustedes la enseñanza que ese momento les ha dejado. Caminen con la frente en alto, con alegría en la mirada y con una sonrisa hermosa, consciente de que tienen una vida que vivir y una misión que compartir, no les dediquen ni un sólo pensamiento, no valen la pena, ¨a cada cochino le llega su sábado¨, y ellos también serán juzgados, incluso con una vara mucho más dura de la que ellos utilizaron, así es la vida, nadie se va de esta vida sin recibir lo que ha sembrado. 

Por ello, para nosotros lo más importante es sembrar la mejor semilla que podamos utilizar, abonar la tierra con el amor mas grande que puedan brindar y cuidar de aquellos a quienes aman, como sólo una persona que ama a raudales puede hacerlo. Perdonen, aunque a veces sea casi imposible, pero el tiempo, que lo cura todo, también les traerá ese perdón para el que ofendió y también para el que no se pudo defender.

La vida no es fácil, no es plana, tiene cuestas imposibles, curvas cerradas y también barrancos traicioneros, pero de todas formas, vale la pena vivirla, aún en soledad, no importa, hay un ser que nunca nos deja solos y ese es el Señor, nuestro Dios, y sólo está a camino de una palabra: Te necesito. A camino de una oración... 

Yo descubrí hace mucho tiempo, que la cura para mi corazón de madre y mujer, era rezar, y sigo haciéndolo cada día, aún en la horas bajas o quizás con más razón, en esos momentos. ¿Saben? yo no soy mejor que nadie, y si esta humilde mujer lo hace, puede hacerlo cualquiera, a su manera, con sus palabras, con la profesión que tengan, sin importar el nombre que le den. La gran mayoría de los seres humanos creen en alguien superior, y a él se dirigen en sus momentos de tribulación, y también para agradecer todo lo bueno que les acontece y les rodea.

Seamos siempre hijos humildes y amorosos, con Fe, con Esperanza, con ilusión, con un corazón capaz de perdonar y de seguir adelante.

Que Dios nos bendiga, todos y cada uno de nuestros días.


domingo, 20 de marzo de 2016

Cerrar un ciclo... Así y nada más...











Si alguien tuviera la oportunidad de conocer su futuro, quizás cambiaría todos y cada uno de los sucesos, hechos y situaciones que estarían plasmados en esa especie de vídeo anticipado...Pero gracias a Dios, venimos al mundo como el pintor ante un lienzo blanco, sin manchas, impolutos, con todo por crear, de hecho, así sucede. Las imágenes y situaciones se irán formando día a día, con el transcurrir del tiempo, formando edades como la infancia, la pubertad, la adolescencia, juventud..., etc., etc...

Un día, quizás, en la antesala de un suceso que, aunque conocido o esperado, resulta sin embargo, en desconocido para el protagonista indiscutible de su propia historia, se encontrarán con sorpresa ante la realidad, su realidad, no la de otro ser humano, sólo la de él o la de ella. Pues cada individuo es el protagonista principal de su historia personal, con actores secundarios, miembros de su entorno, incluyendo a los figurantes, que aparecerán en algunos momentos, pudiendo quedarse grandes temporadas, o simplemente aparecer en la pantalla, para luego salir, a veces, sin dejar huella alguna; como si hubieran sido parte, apenas del paisaje que nos circundaba.

Si pensamos en el recorrido que nos ha llevado a este momento, y lo miramos con objetividad, seguramente se extrañarían de los grandes pequeños milagros que sucedieron, o del por qué de algunas situaciones que nunca entendieron, y sin embargo, ahora al rememorarlas, las ven con ojos distintos, porque ahora son más sabios, han aprendido más de una lección en su vida, y notan con sorpresa, lo irrelevante que había sido. Muy posiblemente les asombre el haber perdido tanto tiempo en aquella situación que no tenía razón o sentido verdadero como tal. Pero déjenme que les diga, que cada situación vivida, e incluso sufrida, era necesaria para que evolucionaran como seres humanos.

Dicen los entendidos en el tema, que no nos vamos sin aprender lo que hemos venido a aprender, así como tampoco debemos irnos, sin haber enseñado lo que teníamos que compartir y enseñar. Si sucediera de otra forma, en realidad la vida de esa persona, hubiera sido vana y sin sentido...

Así que, aunque crean que ustedes no hacen la diferencia, bájense de ese error, su vida es importante, no sólo para ustedes mismos, sino para todos aquellos a los cuales, vuestra imagen, recuerdo y enseñanzas, les ha quedado grabada en el recuerdo. Sin embargo, sí tenemos algo que tomar en cuenta, y es que esos recuerdos deben ser positivos, edificantes, amorosos y gratos. No desperdicien energía en tener sentimientos negativos, que dañan al que los emite, mucho más que al que, supuestamente va dirigido, pues la mala vibra sólo le pertenece al emisor, no al supuesto blanco, pues este tiene la potestad de no darse por aludido y ahí se queda, sin llegar al blanco, y como un bumerán se devolverá al que lo ha lanzado.

Por ello, cuando llega el momento de partir, de pasar de este plano de vida al plano espiritual, como dicen los maestros, el legado que dejemos a nuestros seres queridos, independientemente de los bienes materiales o no,  debe ser el recuerdo de esos cientos de millones o quintillones de momentos vividos y compartidos. Eso en realidad no tiene precio y es algo que es hermoso edificar en la gente que amamos y queremos.

Ayer, cuando hicimos el viaje al sitio donde mi esposo, de niño, fue el niño más feliz del mundo; entre los cientos de recuerdos vividos, uno de ellos fue el que mi hija recordó de su padre, algo que para nosotros siempre fue especial: el sentarse en la mesa de la cocina en la noche de un sábado o domingo, tomando una copa de vino y conversar hasta las tantas, de cosas grandes y pequeñas, pero siempre únicas y maravillosas... ¿Saben una cosa?...Mi hija le pidió a su esposo, que el día de mañana, él tuviera con su propia hija, momentos así. Y yo, como madre y abuela, sé que mi yerno lo hará, pues sin saber que para nosotros, esos momentos eran especiales, muchas veces se quedó con su suegro hablando de todo y de nada hasta las dos o tres de la mañana. Para él también su suegro fue un ser excepcional.

Cerré un capítulo inmenso de mi vida, algo para lo cual, ni en mis más locos sueños, pensé que podría realizar o siquiera que sería yo la que lo realizaría. Pero la vida es así, hace mucho tiempo que dejé de cuestionarme o de hacer preguntas, ni siquiera busco el por qué. 

Yo soy un ser finito, que he tenido un principio, un transcurrir por la vida, y en algún momento, como todos, partiré, ligera de equipaje, sólo rodeada de los cientos de miles de pétalos de flores que he ido guardando con celo y amor infinito, en mi equipaje personal, que yo llamo alma y que es la que me habita. 

Por eso, a pesar de las lágrimas que a veces me traicionan, me siento feliz de poder haber cumplido hasta su más mínimo sueño. Ahora me toca a mi, seguir mi camino, por donde quiera que el me lleve, y por el tiempo que deba transitarlo. No opongo resistencia alguna, simplemente doy gracias infinitas por todo lo vivido, aún por las lágrimas, pues sé que ellas han sido parte del cincel con el cual he sido y soy esculpida.

Creo que debemos vivir, estudiar, reir, compartir con la gente que amamos, con los amigos y amigas y con los nuevos conocidos o por conocer, siempre desde el afecto, desde la ternura, desde la alegría, pues no sabemos cuál es la fecha de partida, pero sí que ese ticket está en algún recodo del camino.

Dios nos bendiga todos y cada uno de los días de  nuestra vida, ruego para que seamos capaces de valorar las pequeñas grandes cosas de la vida, de atesorar momentos maravillosos y de sembrar hermosos recuerdos en aquellos a quienes amamos y respetamos.

Mireya Pérez



domingo, 13 de marzo de 2016

A veces sí... a veces no.. Pero siempre aquí...




Ignoro si les ha pasado más de una vez que, queriendo decir sí, se encuentran diciendo no y encima se excusan por haber tomado esa decisión.

Generalmente dudamos de las cosas, les tememos a otras, por ser desconocidas, e incluso por temor a fracasar sin siquiera haberlo intentado. 

Tenemos tan arraigados los prejuicios de la generación de nuestros padres, que nos sometemos por costumbre o por comodidad, invariablemente, a esos mecanismos de autodefensa, no porque no se merecen las cosas buenas, sino porque no pueden creer que eso les esté pasando a ustedes, y como avestruces, esconden la cabeza dentro de sus pensamientos, sin darse cuenta que el 90% de su humanidad está expuesta, aunque la cabeza ¨no quiera¨reconocer el error.

¿Por qué a veces somos tan duros con nosotros mismos?, ¿Por qué nos sometemos a la autocrítica, del único que puede pararnos en seco y evitar que reaccionemos?. Simplemente, aunque no lo crean, porque estamos a merced del peor crítico y el más duro adversario: Nosotros mismos.

Sé por experiencia de vida que eso nos ha pasado muchas veces, a pesar de lo inteligentes, educados, prósperos que sean. En algún momento, posiblemente en las horas bajas, aparece de súbito ese cruel enemigo que sale de las entrañas de nuestro subconsciente y zas!!! nos bloquea.

Pero les tengo una noticia, posiblemente ustedes ya la conocen quizás, y es que lo podemos controlar e incluso sacar de nuestro sistema por mucho tiempo, ojalá para siempre. ¿Cómo?: Controlando nuestros pensamientos..., los maestros nos dicen que con unos pocos minutos al día que realicemos una meditación, podremos ir controlando a ese Ego que aparece para decirnos que no, cuando la respuesta debía ser sí.

Al principio nos resulta difícil, pues nuestra mente hace mucha bulla, sin embargo, según aquellos que  lo practican asiduamente, con unos dos o tres minutos que hagan ese ejercicio, podrán ver llegar los pensamientos y dejarlos ir sin que su mente se aparte del objetivo que es meditar: estar pendiente nada más de la respiración, de esa respiración fluyendo plácidamente, sin obstáculos, ni pensamientos ajenos. Si aparecen, sólo veanlos y déjenlos ir. Después estarán más sosegados.

En las páginas web de diferentes maestros podrán encontrar ejemplos de meditación, incluso meditaciones guiadas. Todas son válidas, dentro de esa maravillosa exposición de formas, técnicas y vivencias, donde encontrarán aquella, que más se adecúa a ustedes. Vale la pena intentarlo.

Observarán con la práctica, que desde la quietud, fluyen ideas que les pueden guiar hacia nuevos derroteros, o por lo menos, aquietar el flujo indeterminado de pensamientos que, en forma desordenada les llega a la mente.

No les voy a indicar una en particular, pues creo que cada uno de nosotros debe ser libre de escoger aquella con la cual se sienten más identificados, pero estoy segura de que al perseverar y continuar con esta práctica diaria, siempre a la misma hora y si es posible, el mismo lugar, irán haciendo su espacio interior mucho más confortable, y se convertirá en un ejercicio importante de vuestras vidas.

Yo estoy comenzando a realizarlo, a ratos, cuando puedo o cuando estoy más consciente de mi entorno, ahí hago este ejercicio.

Incluso, un momento de introspección, puede convertirse en una meditación. Rezar, a veces, es una forma de meditación, de encuentro del alma que me habita, con nuestro Creador; dar gracias por todo lo que se presenta en nuestras vidas, dar gracias por el apoyo y por la perseverancia, pero sobre todo, dar gracias por los ángeles del camino, que aparecen, cuando menos los esperaba. 

Sigamos buscando las soluciones, las oportunidades, las personas, las situaciones que más nos podrán ayudar a seguir creciendo espiritualmente y como personas, que formamos parte de este ecosistema social, dentro del cual tenemos un papel, importante siempre, pues todos hacemos falta.

Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros, ruego porque seamos capaces de reconocer las oportunidades cuando se presentan, y a los ángeles que las hacen posible. 


Mireya Pérez


sábado, 5 de marzo de 2016

Dedicado a los que ¨acompañan y están ahí¨...para sus enfermos.




Cuando alguien a quien amas enferma, se te va el alma a los pies, te sientes inseguro y crees que no vas a dar la talla, que no vas a ser todo lo que esa persona necesita para superar esta crisis, esta prueba o esta enfermedad.

Pero con el correr del tiempo, ya sean días, meses o años, te das cuenta que ser fuerte, era el único camino posible... 

Déjenme decirles que harán cosas que jamás pensaron hacer, caminarán por lugares donde jamás creyeron caminar, perderán el miedo, el qué dirán les importará un comino, su única meta será acompañar, ayudar y aupar al que los necesita.

De ahí en adelante, empezarán a sentir que la vida a veces les pone a prueba, otras simplemente, entenderán que cada quien tiene un camino o instrumento de vida, y debe hacer lo mejor que puede con lo que se le ha otorgado. 

Aprenderán el significado de una mirada, de una palabra o pregunta no formulada, comprenderán el silencio, y rezarán mucho, quizás lo que no habían rezado antes en toda su vida, y lo harán para pedir, no por ustedes, sino por aquel a quien aman, a ese padre, esa madre, esa hija o hijo, hermana o amiga que enfrenta sus horas bajas. Pero ustedes no los dejarán solos, no, hacen de su lucha también su lucha. Sin proponérselo siquiera, se convierten en el apoyo moral, en el momento de alegría, quizás esquiva, pero alegría al fin y al cabo.

Lucharán a brazo partido contra la adversidad, contra el mal humor, contra las ausencias de aquellos que pensaron que también los acompañarían en esta lucha, pero déjenme decirles que la gente normal huye frente a la adversidad, sólo los valientes luchan contra el vendaval y salen airosos, o por lo menos, así les pasará en una cuantas batallas.

A veces, después de mucho tiempo, algunos lo logran, y hacen una fiesta en su corazón, porque lo lograron, porque el esfuerzo en equipo dió resultados. Otros en cambio, se sentirán abatidos, destruidos, pensarán que lucharon tanto y que no lo lograron. Pero ¿saben una cosa?... Sí hicieron mucho, quizás más de lo que pensaban, porque aquel a quien cuidaron y amaron, nunca se sintió solo, incluso diría, que sin vuestro apoyo, la persona no hubiera luchado tanto, pero al verlos a ustedes animados, ellos en su fuero interno, quizás pensaron que si ustedes luchaban tanto y no eran el enfermo, ellos no podían desfallecer y desmerecer a tanto amor y atención y vivieron por ellos y por ustedes.

Luego, cuando el tiempo y la hora de cada uno llega, pues queramos o no, llega, la sensación de paz que los habitará, dejará a un lado el inmenso dolor de la partida. Nada nos prepara para el adiós definitivo, pero cuando se ha dado todo y se ha luchado tanto, el corazón queda en paz consigo mismo, y se aprende a valorar las pequeñas grandes cosas de la vida: un amanecer, caminar descalzo por la hierva recién cortada, mirar las nubes y recordar lo que hacían de niños imaginando o descubriendo formas en ellas, el canto o trinar de los pájaros, la suave brisa que a veces les despeina... Todo absolutamente todo, es ahora más valioso e importante. Eso es vivir!!!!

Hoy es un día para orar por aquellos que están al lado de los enfermos, para que tengan ilusión, ganas, esperanzas y fe infinitas. El camino que escogieron al acompañar al que los necesita, no es fácil, pero les llenará el corazón de gratitud y de paz. Sabrán que no luchan en vano, aún cuando al final no obtengan lo que esperaban... Pero lo realmente importante está, en el tiempo y la calidad del tiempo que dedicaron a quien amaron, eso nadie podrá darlo ni comprarlo, sólo sale del corazón del que siente que ese es el momento y el lugar, donde será más útil, donde podrá ayudar mejor, donde podrá dar amor a raudales, sin esperar nada a cambio, sólo la alegría inmensa de dar.

Dios bendiga a todos y cada uno de las personas que, en este momento, cuidan y atienden a los que necesitan ayuda, amor y comprensión.

Mireya Pérez



jueves, 3 de marzo de 2016

El silencio...un gran aliado en las horas bajas...









Para los que me leen, se habrán dado cuenta que he estado ausente de este medio, y de casi todos, en realidad. El por qué, se debe a una razón personal e íntima, para mí ha sido el ¨encontrarme con la realidad¨, pues el tiempo pasa volando, sin que nos demos cuenta,  hace cinco meses que mi compañero de vida no está entre nosotros, y el hacerme consciente de esa verdad, ha movido todos mis cimientos...

Decidí, por motus propio, hacer un silencio tanto en las redes, como en mi persona física, ha sido una especie de retiro existencial, para poder expresar a mi antojo, todo lo que había represado en mi alma, por tanto tiempo. 

No tengo heridas físicas, ni emocionales al respecto, pero para alguien que lo compartió todo con su pareja por más de 43 años, se le hace cuesta arriba reconocer que ya no está ni para lo bueno, ni para lo menos bueno... Simplemente ha pasado de plano, y sin embargo ahora a mí, me toca hacer un nuevo camino, pero sin él, sin su constante compañía, sin su amistad y sin su cariño.

Este silencio de la casa, que ahora parece demasiado fría, ha sido y creo que así es, algo normal, en las circunstancias actuales. 

Es un momento pasajero, como todo en la vida, y edificante para mí, que por primera vez soy dueña absoluta de mis decisiones, pues antes las tomábamos en conjunto. Ahora en cambio, soy yo la que enfrenta los aciertos y los errores, pero desde la madurez que tengo y de la cual estoy satisfecha. No quisiera volver a ser más joven o tener una edad diferente a la que tengo. Pues soy consciente de que soy quien soy, por lo que he vivido, aprendido y compartido y no quiero ser diferente, solo yo, tal cual.

Estos días me han llevado a reflexionar y aceptar las cosas, la gente, los afectos, los momentos, en todo lo que tienen de valor, de verdad y de olvido, pues al final te das cuenta de que el olvido, es también una parte de la existencia misma, y nuestra memoria selecciona aquellos recuerdos que quiere conservar y someter al ¨barrido de memoria¨a todo aquello que considera sin valor o no reutilizable, es en esos momentos cuando le doy gracias a Dios, por habernos dado un cerebro tan prodigioso y maravilloso y a los cientos de millones de neuronas que tenemos y a los cientos de millones de sinapsis y conexiones que se afirman y forman en continuo progreso de nuestra mente.

No hay nada negativo en esta etapa, simplemente sigo evolucionando a mi paso, a mi ritmo, sin prisas o por lo menos trato de que así sea, pero sin pausa, porque la vida sigue, el mundo gira y no se para, como nosotros también lo debemos hacer.

Gracias a todos los que me siguen, gracias a las personas que en estos días de silencio, han seguido buscando mi blog, son unos ángeles, Dios los bendiga.

Sigo aquí, tengo muchas ideas, planes, sueños, que iré compartiendo con todos ustedes, en la medida que este tiempo de autocuración, me lo permita.

Yo sólo puedo darles millones de gracias, y desearles que Dios ilumine todos y cada uno de nuestros días. Somos realmente afortunados y a veces no nos damos cuenta.

Que Dios nos bendiga.

Mireya Pérez.