A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

jueves, 17 de mayo de 2018

El adulto responsable...







Despertando de un letargo autoimpuesto... Hoy escribo de nuevo para ustedes y para mí, por supuesto, jajajajaja.

Como dice una canción: 

_ ¨No estaba muerto... estaba de parranda...¨jajajajaj._

En realidad, hice un alto en el camino de escribir todos los días, a través de este medio, porque quería sólo hacerlo, cuando mis emociones, tan trastocadas por tantos acontecimientos personales y ajenos, estuvieran en equilibrio, o por lo menos, en el camino de aquel equilibrio que yo buscaba...

La realidad de cada persona, es la que es, ni más ni menos, pero la diferencia estriba en lo que hacemos con esa realidad y lo que, conscientemente decidimos hacer con ella, en mi caso particular, quiero y es mi expreso deseo, el de colaborar, apoyar y por qué no, servir de ejemplo para otros en lo que se puede o no hacer, con las herramientas y/o circunstancias que nos tocan vivir y experimentar, pues creo firmemente en que el ejemplo, sirve de aprendizaje, además de la propia experiencia, pero el cómo y cuándo respondemos ante la realidad, sé que marca y deja una huella en todo aquel que la vive o la observa.

Cuando el destino nos pone ante tesituras que exigen respuestas inmediatas o por lo menos reacciones, la diferencia estribará en cómo se enfrentan o en cómo se responde:

_ Desde el dolor o la rabia...

_ Desde el perdón y por tanto, desde el amor...

_ Desde la indiferencia, por tanto, ausencia de emociones...

- Sin responder...

Cuál tomamos?... Depende de cada persona, de su momento particular, de su experiencia vital, de su madurez emocional, o desde su estado emocional al momento de la causa que lo impele o motiva.

Por supuesto que al haber vivido, como yo, más de seis décadas, o como dice un amigo: más de 15 Mundiales de Futbol, jajajaja.... Mi respuesta está marcada por mi experiencia y grado de empatía...

La forma en la respondemos o actuamos estará dada según una serie de parámetros emocionales internos o de acciones externas, que sin tener conciencia plena de ello, nos describen mejor que mil palabras... Porque la persona que  pierde los estribos, responde mal o con cajas destempladas, dice más de su educación o falta de ella, que otra reacción que haya podido mostrar en diferentes momentos...

Mi madre solía decir:

_ El que es mal educado en la casa, será mal educado en la plaza..._

Entendiendo el término plaza, como la calle, como el sitio externo al hogar, la familia o el entorno, donde puede verse como normal o no, un comportamiento dado. Pero es en la calle, en el desempeño de ese diario devenir, donde el ser humano muestra su verdadero ser, porque sin quererlo, muestra quién en realidad es... Ni más ni menos...

El adulto responsable, consciente de su momento vital, responde, en la mayoría de los casos, desde ese equilibrio que ha logrado experimentar, o por lo menos así debe ser. Porque se lo debe a sí mismo. 

Las personas que han vivido cientos de experiencias, saben que el haber sobrellevado o sobrevivido a sus propias cicatrices y tormentas, les ha dejado una huella o marcado para siempre, pero aquel que ha decidido hacer de esos momentos algo positivo y enriquecedor, para seguir avanzando y evolucionando emocionalmente y como ser humano, marcará sin darse cuenta, un aquí y un hasta ahora, distinto, al que busca sin cesar que la vida le ¨recompense¨...

Así me siento yo: tranquila, serena, en paz conmigo misma, sabedora de que cada piedra, espina o tropiezo ha servido para formarme, para moldear mi carácter y mi entereza emocional. Pues lejos de derrumbarme, me ha hecho crecer y aceptar aquello que no podía cambiar, aunque luché, gané y perdí muchas batallas...

Es entonces, desde aquí, desde esta atalaya emocional, construida con mucho esfuerzo, desde la cual me comunico con ustedes, sabiendo por propia experiencia, que la vida sigue, que todo se supera, que lo vivido forma parte del equipaje emocional, que no nos define por completo, pero sí nos moldea. Sin embargo, el efecto que logra dependerá de cómo utilizamos los recursos y aprendizajes obtenidos.

Me gusta pensar en el lado positivo, siempre le busco la vuelta a las cosas, y lejos de quejarme y parecer una ¨Anita la huerfanita¨, quiero ser un ejemplo positivo de ¨buen rollo¨, de mujer atenta, emprendedora, generosa, espero que sabia, jajajaja, pero sobre todo, de persona con buenos sentimientos...

Si lo consigo, pues me siento en la gloria, porque sé que de alguna manera, mi accionar, sirve para ayudar a otros a crecer, a seguir adelante, a no dejarse vencer por los escollos o problemas, de esos se sale, se superan y se aprende y siempre estoy dispuesta a aprender y compartir lo que he aprendido, que de eso también se trata la vida...

Seamos pues, amigos lectores, adultos emocionalmente estables, serenos, seguros de nosotros mismos y empáticos, algo muy importante, porque si somos capaces de ponernos en los zapatos del otro, podremos entenderlos y conectar con ellos, aprender y compartir experiencias y por sobre todas las cosas, seremos capaces de continuar nuestro camino con serenidad, paz y nuevas energías.

Dios nos bendiga a todos.


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